Mi abuelo era una persona muy curiosa. Siempre intentaba estar a la última. Manejaba el ordenador mejor que mis padres, aunque fuese solo para jugar al solitario o navegar por “gugle”. Hace pocas navidades, le regalamos un iPad para que pudiese usarlo en cualquier lugar. Le costaba moverse, pero seguía siendo un cocinillas. Era de otra época. Y se notaba: ¿sabéis qué hacía cuando le gustaba una receta de internet? ¡Fotocopiaba la pantalla del iPad! ¡Qué tierno!

Esta anécdota, que me evoca momentos que nunca más volveré a vivir, es un ejemplo de la brecha digital intergeneracional. Esta anécdota, es uno de los motivos por los que en el pasado pleno conseguimos aprobar la moción que presentó Fran Fragoso para que las entidades bancarias de Argentona atiendan presencialmente a la gente mayor y a los colectivos vulnerables. Por cierto, JxCat y dos concejales de TxArgentona se abstuvieron: partidos que dicen pensar en los vecinos de Argentona pero que en el momento de la verdad evidencian su sectarismo.

A pesar de ser un manitas, mi abuelo no sabía operar a través de internet ni usar aplicaciones bancarias. O no quería. Cosas de seguridad. Cosas de la edad. Es indiferente. Lo mismo le ocurría a Carlos, el promotor de la campaña “Soy mayor, no idiota”. Se sentía inútil porque no sabía consultar los ahorros que tenía en el banco o cómo sacar dinero. Pero lo peor de todo, es que se sentía menospreciado por los bancos: “use el cajero automático para esta gestión o vuelva acompañado por un familiar”, le decían. Intolerable.

Por mi abuelo; por Carlos; por nuestros abuelos y abuelas; por nuestros padres y madres. Por todos ellos presentamos esta moción. Porque, como decía Rubén Darío, “Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!”. Hoy son ellos; mañana seremos nosotros. No nos olvidemos. No les dejemos solos.

Article publicat al Cap de Creus