Tradicionalmente desde el Partit Popular de Argentona hemos utilizado la columna de esta publicación para hablar de los problemas de Argentona. Hemos sido muy perseverantes en nuestra manera de actuar y nos sentimos orgullosos de contribuir a la mejora de nuestro pueblo con nuestras propuestas y nuestra opiniones. En esta ocasión sin embargo hemos enfocado nuestros artículo hablando de la grave situación que vive Catalunya por culpa de determinadas decisiones políticas que aquí en nuestro pueblo han sido jaleadas por el propio gobierno y por algunos de sus compañeros de viaje.
Pensamos sinceramente que en política es posible hablar de todo, siempre desde el respeto institucional y de las reglas de juego. Si nuestros políticos se saltan las reglas de juego ¿Cómo le podemos pedir luego a los ciudadanos que cumplan la ley? Nos gusta cumplir la ley porque es la mejor herramienta para que impere la democracia. Puede que haya cosas que no nos gustan. En nuestro pueblo tampoco. Pero eso no es cuestionable cuando otras mayorías lo aprueban en los plenos. Incluso hemos apoyado a este gobierno (que se encuentra en otra galaxia diferente a la nuestra) si con nuestros votos hemos contribuido a mejorar Argentona o a beneficiar a sus vecinos.
EN POLÍTICA ES POSIBLE HABLAR DE TODO, SIEMPRE DESDE EL RESPETO INSTITUCIONAL Y DE LAS REGLAS DEL JUEGO.
Hace pocos días miles de catalanes han puesto de manifiesto la situación de excepcionalidad política a la que nos ha llevado de manera totalmente irresponsable el gobierno de la Generalitat y de manera más concreta su presidente y sus socios de la CUP. Queremos recordar al gobierno de la Generalitat que la representatividad del sentir mayoritario de un pueblo, no se obtiene organizando concentraciones, manifestaciones o actos de rebeldía. La legitimidad en política se logra contando votos en urnas, pero en urnas democráticas, con garantías y durante la celebración de unas elecciones legítimas.
No podemos aceptar por lo tanto que se insulte a nuestro pueblo, a nuestras instituciones democráticas y a nuestro sistema de convivencia acusándolo de ser un Estado totalitario y represor en contra de la supuesta voluntad del pueblo de Cataluña. ¿Alguien sensato podía pensar que saltándose las leyes no tendría consecuencias? ¿A qué estamos esperando para recuperar el seny y volver a la senda de la negociación, del pacto y de la razón que tantas beneficios ha dado a Catalunya? Estamos ante una oportunidad histórica. Y modestamente desde los organismos locales hemos de hacer el máximo esfuerzo para sumar a favor de la unión y no de la separación; de la comprensión y no del odio; del pacto y el acuerdo y no del enfrentamiento. Nos jugamos el futuro; el nuestro y el de nuestros hijos. No juguemos innecesariamente al peligroso juego de la confrontación.